No me importa cómo te llamas
(tu nombre está en todas las computadoras,
al lado dice: Funcionario Corrupto de Gobierno).
Tampoco me importa
en que parte del mundo hiciste tu fraude.
Como tampoco me importa
que tú no creas que haya un infierno.
¡Allí te estoy esperando...!
(me niegas de balde).
Yo soy La Justicia Divina...
conocerás mi veredicto...
te leeré mi decreto...
pagarás hasta el último cuadrante.