Yo ya no seré feliz. Quizás no importe
si asfixiado me encuentro o tenga frío;
para doblegar los álamos del río
es preciso que sople viento del norte.
Yo ya no seré feliz. Tal vez no importe
al sonámbulo que cruza en mi camino
con su zamarra, migajas y su vino
lo que a este inquisidor el cielo aporte.
Yo ya no seré feliz. Y aunque lo fuera
he de aprender qué es el arte del olvido
lo que he soñado y aquello que he tenido.
Yo ya no seré feliz. Y el que me quiera
se comprometerá a contemplar la herida
desde hoy hasta que acabe la partida.
©donaciano bueno