Aquí, hace frío.
Allá no lo sé.
Esperaré el tiempo,
que tarden mis labios, en alcanzar tu boca.
Me daré la pausa,
que las tormentas, otorgan a los pájaros,
para retornar, a sus hojas.
Te esperaré,
desmembrada, de ropa.
con el punto de ebullición de la sangre,
Que todavía, no la hace sólida.
Ya decides tú,
si la convertimos en estado gaseoso,
o prefieres un estado líquido,
para diluirme, entre la tormenta.
Mientras tanto,
aquí hace frio,
pero mantendré, las ventanas abiertas.