Rompe la tela de este dulce encuentro,
abre el aposento, entra en mi huerto-rosa
entrándome, que ávida anhela ansiosa
de ser deshojada desde el adentro,
teniendo mi núbil cuerpo en ti dentro
la primera lluvia de miel gustosa,
que mi huerto virgen de flor boscosa
tenerte quiere, y a tu jardín entro.
Que beba ya licor tan oleroso,
dulcísima pasión de mi deseo
en esta ansiada dicha que me inflama,
y aspire esencia de placer gozoso,
que amor engendró, y que ahora deseo
tan radiante, para apagar la llama.
(salvador)