A dentelladas
cruza fugaz tu sombra,
con el brillo de la luna
marcando el rastro
de la centellas en tu cuerpo,
me dejaste pringado el ósculo
y fue placer irremediable
al delirar en este absurdo silencio
que la oscuridad a enmarcado,
llevas prendido a tu pecho
el placer nocivo de mi delirio
y el sabor prohíbido de placeres
en mi oscura realidad.