Yo estuve con mi mano abierta,
tendida a ti, esperando...
tú, en vez de aprovechar y asirla,
le pusiste un clavo...
Te hablaba y te miraba largamente,
mostrándote mi amor ilimitado,
tú me coronaste con espinas
y azotaste por manos de soldados...
De todas maneras, tienes tiempo
(si lo quieres), ¡aún te estoy llamando!,
¡arrepiéntete!, ven a mí, que te perdono...
¡así es el amor ilimitado!