Los pueblos como chirimoyas
creciendo a lo largo del camino
con sus techos suspendidos en sombras
con sus perros ladrando a fantasmas
acurrucados en las arrugas del tiempo
cruzados por ríos cantores
bañados de presumidos cielos azules
pueblos de negros de indios y de blancos
con sus plazas tapizadas de mierda de palomas;
Los pueblos como mandarinas
estirados en el espinazo de la cordillera
con sus sueños pasmados de nostalgia
con sus campanas vociferando a duendes
arropados por dulces huertas
atravesados por ríeles sin trenes
bañados de estridentes nubes publicitarias
pueblos de ricos, de pobres y de locos
con sus esquinas orinadas de borrachos;
Los pueblos como cocos
desplegados como cometas en las llanuras
con sus espejismos abastecidos por el hachís
con sus colegios retumbando fiestas de recreo
resguardados por apacibles abuelos
enhebrados por telarañas de alto voltaje
masticados por rectangulares vientos
pueblos de acero , de musgos y de madera
con sus ventanas rotas por piedras malas;
Los pueblos como piñas
trepando los generosos abismos
con sus calles embelesadas de autos y gentes
con sus periódicos maquillando realidades
agazapados en los bolsillos del arcoíris
arados por nevadas lunas juglares
bañados de espontáneos soles negros
pueblos de semillas, de caparazones y de perfumes
con sus puentes apolillados por la rutina;
Los pueblos como frutos
suspendidos en las ramas de árbol de la tierra
tierra suspendida en las ramas el árbol del universo,
pueblos profanos del universo
desertad de los pedregosos silencios
y los milagros de los cantos del desvarío
entonemos juntos.
JOHN WILLMER