\"...una mujer enamorada puede prender el foco de
la imaginación con luces destellantes que iluminan
el sendero que conduce al palacio de Cupido\"
(Alejandro de León)
Danzante en la alameda, y dentro de ella llueven suspiros,
una mujer enamorada puede prender el foco de
deseos y pasiones -dormido-
del rugir silencioso de un río que ha perdido su ritmo.
Los pasos de la danza son muecas de los sentidos,
la imaginación con luces destellantes que iluminan
besos briosos y abrazos ceñidos,
perdidas las palabras causantes de escalofrío.
El amor que desvela una joya del camino,
que fue haciendo del tiempo su mirador de alborozo;
amor que urdió la chispa del foco
y el sendero que conduce al palacio de Cupido.