Sólo un pequeño hilo de espera me quedo,
sabiendo que iba a ser cortado por ti,
me has dado las pesadillas de libertad,
que causan dolor y un ligero respirar.
Siempre tuve esperanza en tu nube,
esperando a que lloviera sobre mí;
el calor me seco, llevándome en brisa,
dejándome fuera de tu camino.
De una ilusión desperté, de la fantasía,
y ahora estoy aquí llorando despierto,
con el corazón en mis manos frías,
pidiendo no más sollozares en odio.
Profundo estoy en mi lapso espiritual,
lo tengo en un lazo a punto de cortar,
al saber que te tengo en carne viva,
y perdido en tú interno anhelar.