Al ciempiés
le falta un pie
ahora tiene noventa y nueve
pero igual se mueve.
Lo perdió en una carrera
corriendo de revés
y en esa marcha ligera
perdió ese pie.
Ya no es un ciempiés
aunque nadie lo nota,
y ya lo sabe usted
¿porqué abrí mi bocota?
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela