No, hoy no basta con fingir, la proximidad tacita entre el devenir de ser y el latente tedio de estar, han colmado todo intento cómplice de hacer guerra a lo imposible. Fúnebres esperanzas incendiarias mueren esperando la prisa de recuperar nuestros sueños, la nada se apodera una vez más del tiempo, al unísono, el futuro sabe que ganara de todos modos, deseando que sea más temprano que tarde, pragmáticamente la vitalidad destrozada y un amanecer de fuego en cada intento de salir corriendo, es simplemente una derrota para perder, desde la miseria a la nada.