En esta noche que parece eterna, me pregunto sí pensarás en mi de la misma manera que yo lo hago, si estarás suspirando, esperando impacientemente la próxima vez que nuestras miradas se crucen sin que nuestras bocas mencionen siquiera una palabra muda o solo ese suspiro que se despide del alma involuntariamente como un grito de amor que muere dentro de cada uno.
Fue apenas ayer que me decías que me querías, que me amabas y que por mi la vida dabas. Tu amor fue la paz que mi alma necesitaba, fuiste ese pequeño instante de felicidad, a través de tus ojos todo lusía mejor, todo tenía sentido. En tus brazos me sentía protegida, no había mejor lugar que el estar en tu pecho, poder sentir tus latidos y como tu respiración se relajaba cuando ibas cayendo dormido. Tus besos y caricias me transportaban a otro mundo, en el que que no podía dejar de sonreír porque no había otra cosa que felicidad en ese mundo que forjamos los dos. Pero como todo sueño este llegó a su fin cuando ella aperecío y mi mundo se robó.
Me siento devastada pensando en los prohibido que eres para mi, esta noche turbia me encuentro sentada aquí en el mismo lugar de siempre esperando que pases y siquiera notes mi presencia, aunque se que lo nuestro no es correspondido porque le juraste amor eterno a ella. Hoy como cada noche pasan ustedes tomados de la mano, que es símbolo de una unión eterna, como un par de cadenas que ustedes forjaron con amor, y quién soy yo para destruír ese lazo, quién afirmo que yo soy digna de tu amor, quién puede asegurarme que si tu estas a mi lado no aparecerá alguien más y me quitará de nuevo tu amor...
Esta noche no será diferente a otras, simplemente te veré pasar y cuando camines por delante mío y me mires de nuevo a los ojos dejaré caer esa lágrima que representa que te llevas contigo un trozo más de mi roto corazón...