¿De qué sirven los dioses si en Nepal
de la tierra las tripas se han abierto
convirtiendo a ese pais en cenagal
con un futuro incierto?
Los dioses, decidme, ¿ellos, dónde estaban?
un día tan aciago
en el que el temblor hizo su estrago?
¿de qué sirven los rezos?
Las cerezas mustias en los cerezos
incrédulas lloraban
al ver ¡qué indignidad! vuestros bostezos.
¿Por qué tantos murieron
en sucesos siniestros tan horribles?
¿Por qué, ante tal tragedia, no se unieron
en gobierno de crisis? ¡Insensibles!
Tú, Shiva, Visnú, Trimurti o Brahmá,
cualquiera que seais, divinidades,
tú, himalaya que inculcas las verdades,
vuestras almas de verguenza temblarán.
Decid, ¿qué hubo que hacer
para a la tierra pudierais aplacar
e impedir a los sueños derrumbar
y a las flores dejarlas florecer?
De nada sirvió a los dioses suplicar,
pues acaso los dioses no son dioses,
o son dioses del montón,
incapaces de ablandar su corazón.
Unos falsarios sin alma, es lo que son,
ruin representación o meras poses.
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