Toda luz es amor,
toda magia,
en la mañana en la
que amanecemos
sin fronteras
limitadas de palabras,
y estás tú, y estoy yo.
Entre tus brazos
resguardo
todo el aire,
todo el sueño,
la paz de lo cierto
que aguarda al final
de las esperas,
cuando ya no somos
humo, y sobre nosotros
florece la calma
de sabernos convergencia.