TU LEVE OÍDO
Abordo las palabras
y friego con mis labios
el caracol marino de tu leve oído
húmedo como una rosa
paulatinamente regado por la luna.
Son dulces tus cabellos encantados
misteriosos hasta le profundo del corazón.
Tu carme dependía de la claridad…
del sol durante el poniente.
Alma feliz por siempre
y yo envolviéndote junto al frío
torrente donde flota mi recuerdo,
dónde las rosas últimas fugitivas
se evaporan entre mis párpados.
Vuelves bajo la luna fructífera
y tus brazos de franquicia absoluta.
Un día como otro con tu decoro.
Así son tus tardes y así es el viento
como lilas, como gorjeos de la llave
mágica, que de nuevo volverá
a saborear mis manos y mi piel.
29 de agosto de 2014
Rafael Molero Cruz