Murialdo Chicaiza

CLASE OBRERA

Estas manos tan olvidadas

que arañaron el pan

y anhelaron las alcuzas

manos tan pequeñas para el trabajo

estos brazos tan débiles

que trataron insignificantes horarios

nunca guardaron la memoria

de la caricia en el ruido frío

del metal que hiere y destroza

las monedas en el bolsillo

se desvanecen en el costado

ensuciándo la esperanza

de llenar de luz la mesa

de horadar las barreras invisibles

y aquí estoy

con esta cicatriz de olvido

que no alcanza a curarme

con esta mano estirada

con el vacío en el alma

y se que no escaparé de esta dolorosa herencia

ya no estaré más

he olvidado las flores

y el color de las tardes en calma

no quiero decir nada

me llevo esta tristeza.