Hoy es tu día, madre,
y siento gran nostalgia,
porque no estás aquí
y me hace mucha falta,
la cuna de tus brazos
y tu alegre mirada.
Cocinaré en tu honor
aquella rica tarta,
de fresa y chocolate
con la que te obsequiaba,
y la cubriré toda
de bellas rosas blancas.
Con dulce mazapán,
que tanto te gustaba,
formaré cada rosa
con hojas delicadas,
cada pétalo un beso
de mi alma a tu alma.
Y cuando la termine
gozaré al contemplarla,
evocando recuerdos
de la vida pasada,
donde tú eras la reina,
la reina de la casa.
¡Felicidades, madre!
Mi padre te acompaña,
los dos en mi recuerdo
hacéis que esta mañana,
me llene del amor
que emanan vuestras almas.