Hoy me levanté con ganas de expresarte lo que he estado sintiendo estos últimos años. No hace mucho me despegué de tu pecho, para beber de un vaso. No hace mucho me ayudabas con las tareas, y organizabas mi maleta. Recuerdo como tus besos y caricias siempre eran el remedio perfecto para cualquier situación. Me brindaste todo lo que tengo, y por ti soy lo que soy. Desde que nací, me has llevado entre tus brazos, protegiéndome de lo peor. Hoy, quiero decirte que me puedes llevar de la mano porque yo siempre necesitaré de ti, pero también necesito caminar sola. Los años van pasando, y veo que todo sigue igual. Abre los ojos y te darás cuenta que me has preparado lo suficiente para ir paso a paso con cuidado. No tengas duda y suéltame ya, que como abeja al panal, yo siempre buscaré de ti cuando sea necesario. Eres mi madre, lo que yo mas aprecio, lo que yo más quiero, y lo que nunca olvidaré; y yo soy tu hija, tu princesa, y tu rubia por toda la eternidad. Los años van pasando y no busco alejarte de mi vida. Busco un poco de independencia, de confianza y cordialidad. Esto es un llamado a la realidad: baja de esa nube de inseguridad que no te permite ver que ya tu hija ha crecido. Los años van pasando y ya solita puede correr. Baja de esa nube, y no me cortes las alas… dame la oportunidad de demostrarte que yo puedo enseñarte a aterrizar.