Ya salen, al aire, los ruidos;
ya hieren, los oídos, los llantos;
¡resuenan clarines... esperaron tanto...!
pero ya llegaron los fieros mastines
del horror... y el espanto.
Es el tiempo mismo
que nunca creyeron que les tocaría:
¡el del Anticristo!
No se arrepintieron de tantos pecados,
sino que ignoraron
al que dio el aviso;
maldigan, si quieren, al Dios de los cielos
¡pues les da lo mismo
el terror terrestre
o el profundo abismo!
Sepan, hombres fieros,
banales mujeres,
que se lo perdieron
¡y era gratuito!
Tanto que quisieron comprar
y no obtuvieron
a Jesús, ¡El Cristo!
Las copas de ira que vienen cayendo,
sus plagas de peste y de sangre
no tienen consuelo...
el fuego que quema...
tinieblas que ciegan...
blasfemias que muerden sus lenguas;
¡maldigan!, ¡maldigan!,
¡que igual les aguarda una noche eterna!
¿Es el tal “fin del mundo” que esperan...?
no lo crean,
Jesús predicó el Infierno
(y el Cielo), no creyeron...
y esto es apenas:
¡El comienzo!