El la quiso a su manera,
aunque a veces fue muy frío
y otras veces una hoguera.
Ella es la llama que se aviva
y el amor que nunca mengua,
como gota de saliva
en el fuego de su lengua.
Cada poema construido
está falto de carisma,
en honor de haber perdido
una parte de si misma.
Engalana la rutina
de rosales por doquier
y del tallo cada espina
se la clava sin querer.
El la quiso a su manera,
aunque a veces fuera invierno
y otras veces primavera.
Donde el amor es trivial,
no hay polillas en el vientre,
y si el amor es temporal,
el olvido es para siempre.