En tu exquisitez de mujer
decoras la gloria
con la fragancia de tus besos.
Irradian los temblores de tu lecho
y como un soplo de perfume
se incrustan en el jardín de mis cerezos.
Tiemblo al sentir el vuelo de tu arrullo,
que en amaneceres de locura
me recuerdan la mariposa en su capullo.
Es contigo, el embrujo
que da vida sin dormir un solo minuto;
un sueño sin tormentas
donde flota mi esperanza
sumergida en el mar de tu bonanza.
Es tu exquisitez de mujer
la tersura más valiosa;
y mi regla favorita
dibujando en mi otoño una caricia,
en el embrujo de tu amor...