Soy un puzzle al que le falta una pieza
y que se queda traspuesto y de una pieza
al contemplar en las aguas de Narciso
su imagen fragmentada e incompleta.
Soy un rompecabezas roto y sin cabeza
y que se tira al agua de cabeza
sin pensar en las consecuencias
de su temeridad e imprudencia.
Soy la puerta que se abre
y la puerta que se cierra
al pasar por el umbral
de tu eterna ausencia.
Soy el reloj sin manecillas que marca las horas
y que ahora que se acerca la fatal hora de tu partida
te conmina a poner en buena hora la soga de la horca.
Soy la punta de lanza de una lanza roma.
Soy el camino que no conduce a Roma.
Soy el bordón del peregrino que bordea el precipicio.
Soy la clámide del Magister Equitum
que, entre cabriolas y donaires,
proclama al aire su amor ad infinitum.
© Óscar Bartolomé Poy. Todos los derechos reservados.