Fenecimiento
Hoy vi la sombra de mi asesina,
justo cuando estaba por matarme.
Acechante oscuridad...
debajo del farol de un día nublado,
y mis ojos calcinados,
no vieron derramar la sangre,
fue la claridad de ese filo punzante,
la que ha logrado encandilarme.
No tienes cara, no sé quien eres,
si has de ser, si fuiste,
o si ya me olvidaste,
o sí tan solo con verme,
te alcanzó para odiarme.
Le grito al silencio
y nadie me escucha.
Le rezo a mi Dios
y este se hace a un lado.
Le pido una mano,
resultó que era manco.
No tengo remedio,
pienso resignado.
Mi alma vendida,
ya pertenece al diablo.
Tus dedos me rozaron,
en el momento que menos esperaba.
¡Oh maldita muerte!
tan fría y despiadada,
tal vez algún día,
me pueda tomar revancha.
Tal vez algún día,
pueda conseguir otra alma.