En busca de un mejor lugar
para poder la luna mirar,
para sentirla, poderle tocar,
para complacerla, poderle contemplar.
En busca de ese lugar perfecto
para que ambos seamos uno,
un lugar apacible y sosegado,
tranquilo como mi mente
al presenciar la sonrisa de un niño,
la libertad de un animal
o la extinción de una guerra.
La naturaleza brillando al claro de luna
habla y suplica al ser humano
lo que tarde o temprano,
el hombre también suplicará;
pero cuando eso ocurra,
el hombre no tendrá a quien suplicar...
o, ¿a quién podrá acudir el ser humano?
¿a Dios? ¿al dinero?
¿a las cortes de justicia?
Quien sabe...
lo cierto es que sigo
en busca de un mejor lugar
para poder la luna mirar
y sentir la conexión
que tanto anhele tener con ella;
pues el día maldito
en que hasta el ultimo hombre
de vergüenza se ahorque,
el día en que la naturaleza
logre al fin vengarse de él,
quiero estar junto a quien
siempre creo que me sigue,
junto a la blanca mujer
de brillantes ojos miel,
cabello castaño, sonrisa brillante
que refleja los amplios
y complejos pensamientos.