Para amarte...
No preciso un olivo
repleto de frutos,
ni extraer el aceite virgen,
ni al manzano ni a la sal...
Necesito dos luceros
y mi luna fantasmal
coronada de rosas;
mil espinas sin sangrar,
una fresa, dos montañas,
y de gigantes, un ejército,
que me aguarda,
aunque ahí no vaya a parar.
Necesito la armonía
de un acento en melodía
que transite mi solar.
Las verdes hojas,
el cristalino manantial,
la dorada libación
que emerge de las flores,
la espuma y la mar.