Era uno de ésos días en los que crees no perderte, pero puedes. Con una simple sonrisa fui capaz de perder el camino, fui capaz de quedarme en blanco, dejé que el sol me fundiera y me hiciera formar parte del aire.
Me enredé en tu cabello tan lucido y fino como un hilo de oro, salimos de un monitor para ser un misterio, para ser un puño de arena dentro de un reloj y así cada grano que cae escribir un tiempo y una historia.
Sigo sin comprender la magnitud de tu belleza, en cada mirada creas un laberíntico sendero, sigo sin entender el destino, pero el arte no se entiende, se interpreta.
Hasta el mejor explorador se hubiera perdido en tus ojos y con mayor razón uno tan distraído como yo, sólo busco trascender, poder apreciar cada facultad que a ti fue entregada, y así aprender a querer el reflejo tan ocre que me ofrecen tus ojos y si tú me lo permites poder ser inmortal en tu mirada.
No hay nada más puro que lo ofrecido por tu mente, ni nada más libre que tus sueños, mujer magnánima, mujer radiante, mujer inexorable