¡matalos! me susurran al oído
voces que apenas han aparecido
no, no por favor déjenme en paz
ni de matar a una mosca sería capaz
pero aquellas voces pisan mi mente
no me dejan dormir, son muy insistentes
cuando he logrado cerrar mis ojos cansados
mi mente navega por rincones jamás soñados
tengo alacranes y serpientes bajo la cobija
doy un salto de horror y mi mirada en ellos se fija
aquellas voces me quieren volver loca
y lo han logrado, pues mi cordura ya es poca
¡matalos! repiten sin parar
cuando el cuchillo por fin voy a tomar
perforé a las serpientes con mucha intención
cuando descubrí que eran mis hermanos en la habitación
aquellas voces confundieron mi mente
eran mis hermanos no eran alacranes ni serpientes
me dió un ataque esquizofrénico
ya lo había detectado antes un médico
pero mis padres hicieron caso omiso
y ahora mis hermanos están muertos sobre le piso
¿que voy hacer ahora? no dejo de llorar
mi padres tocan la puerta, quieren entrar
cuando por fin la abren, veo dos monstruos
también los apuñalo, pues no reconozco sus rostros
he matado a mi familia entera
de pronto una inyección me aplica una enfermera
asesina y loca me dejaron aquellas voces perversas
sin familia y alucinaciones diversas.
Gladys Sarai Hernández Ruiz.