Yo nací para creer
que el cielo era el paraíso
y accedías a ese piso
aunque no lograras ver.
Y fue, pasando al crecer,
que la idea original
se quedó en el orinal
sin llegar a florecer.
Y asi me ocurrió que yo,
el roble joven, fornido,
se convirtió en descreído
y del cielo se apartó.
Ahora en este atardecer
busco a Dios y ya no veo
y aunque lo encuentre, él no creo
me quiera reconocer.
©donaciano bueno