Ramirez Adrian

Poema para un pan

 

 

 

 

Siempre te vi como un pansito
sí, sí, como un pansito pero mojado y triste
como una fibra débil, una masa impar en los
impares, el trocito roñoso que tiembla de frío
al lado de la taza,
que luego es llevado a la taza, sumergido en
la taza, un pansito tambaleante y
desconcertado, eso
un pansito mojado y triste, ¿lo entiendes?
Siempre fuiste eso, un pansito, un bocado
pasando de boca en boca,
pero no así, no como piensas
no eso sino esto, un pansito que ahogaron y
ahogan en una taza de café negro,
caliente y amargo café negro y oscuro café,
una delicada piel de avena quemándose en
eso, en la cafeína y los componentes y el
azucar no tan azucarada,
no tan dulce porque la has probado y sabes
que no es tan dulce,
que parece pero no, que también duele en el
alma lo que parece bueno y no es,
lo que no es y tampoco pero ya está,
porque podés dejar de ser un pansito así pansito,
linda y fenomenal masita de avena porque
me gusta el pansito de avena cuando no es
sumergido en la vaina oscura

y adulterado

 

 

Pero es difícil, es difícil
porque tú sigues en el plato, y el plato en la
mesa y tú, pansito, solo y distante,
dejándote llevar por otras manos a otras
bocas donde tú eres cómplice de lo que
odias, ejerciendo lo que dices que no te
gusta
y yo veo como te queman y como te engañan,
como te llevan otra vez al café vistiéndotelo
de ovejita,
de corderito y el lobo esperándote en la mesa
con sus tantos colmillos,
esperando al pansito caliente porque dicen
que sabe mejor con el café, que es más
sabroso si está mojado y triste
y confundido.