Donaciano Bueno

Condenado por pensar

Le amputaron una mano por decir lo que pensaba

y soñar lo que soñaba, le difamaron. ¡Villano!

¡Tu eres un cerdo, un marrano!, la plebe a él le gritaba,

sin piedad le conminaban a linchar como a un enano.

 

De nada sirvió explicarles, -siempre dice lo que siente-,

y que seguir la corriente chocaba con sus principios,

que para él los maleficios los provoca aquel que miente

y que al ser tan consecuente no validaba otros vicios.

 

Fue una noche triste y gris cuando duermen los vencejos

frunciendo los entrecejos desde el lado de la ermita

la muchedumbre maldita celebraba sus festejos

firmando allí entre cortejos su cruel venganza cainita.

 

©donaciano bueno