Me rio de esta lapida, que ahí más abajo
Y aunque un día delante de mi cuerpo,
Tendré una parecida y espero que sea lejano,
Dentro de un siglo o más, ya he vivido entre dos siglos…
A pesar de mis depresiones sonrió, al mundo entero
Y esquivo a la muerte, como un pecador del cristianismo
Y todo lo que compone, el evangelio;
Desde los tiempos de Jesús, el hijo de “Dios”…
Que murió, fue crucificado y despertó al tercer día,
El mundo de la teología es muy complejo,
Yo sí creo en que hay algo en el más allá,
Cuando terminamos de respirar
Y cruzamos esa luz del largo túnel…
Estos son mis pensamientos cuando estoy cuerdo
En mis sin tesis, del misterio de la vida y la muerte,
Cuando el fin de nuestros días nos llega y la vida sigue
En la calle y dentro de los edificios, cuando ya somos pasado…
Y entramos en la vida de los recordados, un tren de cercanías
Que no para en ninguna estación y sigue el curso el rio de la vida,
El mar de nuestros sueños, es mi filosofía de la existencia, del ser humano
Y aun así, me pregunto ¡Dios mío! ¿Quién soy yo?...
Si vivo entre la penumbra del no saber vivir.
Teniéndolo todo a mi alcance y no paro de sufrir
Porque los míos lo son todo y negro es mi subsistir
Ya que la teología, se cruza en mi camino, hasta el fin.
¡Me gustaría cambiar de filosofía y divertirme. sin pensar en el dolor de mi hijo Modesto!
¡Pero esto jamás lo voy a hacer, porque lo quiero más, que a nada en el mundo y soy muy fiel!
Modesto Ruiz Martínez / jueves, 07 de mayo de 2015