Cupiste siempre en un poema,
pequeños pedazos de la vida,
como cupo ayer toda esperanza,
pintada de matices y de luces,
deletreando los colores de la prisa.
Cupiste siempre en mi poema,
al pensarte delicada y milagrosa,
en retazos de dibujos y paisajes,
vivías en las frases y en las letras,
saltando sobre el dolor que te amoldaba.
Tú fuiste un amor de ayer perdido,
forjado en un sueño de esperanza,
cargado de formas que se hallaban
pintadas de verbos y palabras.