A MI PADRE
Es tan maravilloso tu corazón, papá,
que lo llevo dentro de mi alma
celestial, cuando las memorias
de tus ideales y tus palabras
me llenan el espíritu.
Bendigo con mi alma noble
todo tu ser que atesoro
siempre desde que te marchaste.
Tu gratificante sacrificio meritísimo
por llevar adelante a cinco hijos,
me despierta toda tu fortaleza
y todo tu talento, me renueva.
Cuando pasan los años, sin remedio,
me siento absorbido por tus recuerdos.
Tus palabras me emocionan
tus gestos son únicos,
mis pensamientos están dentro de ti.
¡Amén!, cuando nos dejaste, ¡qué sumisión!
mis hermanos y yo, lloramos,
siempre serás toda nuestra vida
entre nuestras memorias,
9 de septiembre de 2010
Rafael Molero Cruz