Tenue lluvia
acaricia los cristales,
es noche otoñal
ideal para soñar,
una música lenta,
invade el aposento,
y absorbe todo,
hasta los recuerdos,
cruje un árbol,
se inclinan sus ramas,
sus hojas secas
cubren el cemento,
raudo trajinar
de autos festivos,
un semáforo galante
los premia con el verde,
una vidriera,
exhibe tentadora
un traje de novia,
de impoluto blanco,
una niña embelesada
mira en silencio,
lo quiero para mí,
dice en ruego,
y se quiebra en penas,
una lágrima se agota
en su garganta,
y solo ella lo sabe,
por su mente navegan
oscuros pensamientos,
pero no se entrega,
tiene fibras de leona,
más no es tarde piensa,
jamás será tarde,
aún queda tiempo
para volver a empezar,
como la golondrina aquella
que fenecía en vuelo,
y una brisa de amor
le devolvió la vida.
Víctor Bustos Solavagione