En la mente el recuerdo
es un manual lleno de ejemplos
que se completa y va escribiendo
a medida que pasa el tiempo.
En la mente los recuerdos
son cajones con momentos
que, a veces malos y otros buenos,
llevarás con el último aliento.
Las palabras, los encuentros,
los abrazos y escarmientos,
los veranos, los inviernos,
las victorias y desalientos.
Las palabras porque hablan,
ríen, lloran, van y extrañan;
porque cantan, alegran o empañan,
porque salen solas y a veces faltan.
Los encuentros porque alegran,
porque nacen, porque juegan,
porque saltan, se buscan o encuentran,
porque caen y se anhelan.
Los encuentros son abrazos,
y los abrazos porque animan,
porque son pinceladas y nunca trazos,
porque curan, porque avivan.
Las palabras son abrazos,
son abrazos las que enciman
un corazón hecho pedazos
a las cumbres de la vida.
Los escarmientos son heridas,
y en la vida van curando
como la cura de las espinas,
que con el tiempo se van sacando.
Los escarmientos son necesarios,
aunque duelan, aunque pesen,
porque vas asimilando
para no sufrir dos veces.
Los veranos por veranos
y los inviernos por inviernos,
porque hacen falta bellos marcos
para guardar ciertos recuerdos.
Marcos lindos y coloridos
para los momentos más preciados
y marcos más vivos y animados
para hacer lindos los más pesados.
Las victorias enaltecen
y siempre se guardan a buen recaudo,
los desalientos también te crecen
si te levantas más fuerte de cada uno.
Hay recuerdos muy borrosos
y los que se marcan en la mente a fuego,
de los instantes más dolorosos
y los minutos que pasan luego.
Recuerdos insanos, hundido en mil pozos,
pintados con odio o mal de amores;
recuerdos mundanos y deshonrosos,
tatuados en relieve y sin colores.
Recuerdos pasados y presentes,
o de pensamientos que no acontecen,
que son sueños pero no ausentes
del sentimiento que los envuelve.
Recuerdos llenos de vida
que te van guiando al caminar,
aunque camines con mucha prisa
nunca te olvides tu manual.