Para quitarme la pena de la vida, recurrí al silencio, dos besos no son nada si nada es la mirada que le busca; se busca la forma y el lugar, la sutilesa, que se fije en uno, ¿está bien?.
Yo sentado, ella parada, todo a nuestro al rededor, y nada de suspiros boquiabiertos hilvanados por una confrontación sin palabras y con pena...
-¿será acaso que pasa de nuevo?-
-Muchacho torpe, no tenías que meter la naríz de nuevo en esos problemas- dice el viejo sabio.
-Quiero ayudar- contesta el muchacho torpe
-las cuestiones de amor no necesitan ayuda, necesitan solución- finaliza el sabio.
Tal vez es mi costumbre de perderme en laberintos que no existieron en ningún hombro para llorar, o en esas mesas llenas de alcohol y carpetas de canciones que junto con el licor se me suben a la cabeza y me hacen bailar con los ojos, buscandola a ella, encontrar a otra ella y no a la sombra de quien espero por el momento.
Sucios poemas que no tienen pinta de poemas con los que ya no había manchado yo un papel hace algún tiempo... filosofía barata y zapatos de goma..mi buen Charly, tal vez me escupiría si nota que le dije "mi buen Charly"... le invitaria un trago, subestimaria mis problemas, y después todos a dormir...
-Habla, dile que... ¿no que eres poeta?- de nuevo el muchacho torpe
-Nunca lo he sido, ni volvere a serlo- contesto
-entonces, con más razón, habla- finaliza el viejo sabio