Te exhibes entre velos
en medio de la penumbra,
exquisita y deseosa
de acaparar miradas.
Mas tus deseos trascienden,
añoras escuchar mis lamentos,
y recitarme tus sermones,
orgullosa de ser sabia
me observas con lástima,
y yo sin gritar,
tan solo pido piedad.
Me has dicho que lo has visto,
y él te miró con ternura,
pero te dijo sin censura,
que yo ya no soy su musa.
Siento el frío del puñal,
que atraviesa este frágil palpitar,
sin mirar atrás he prefiero callar,
despertar y girar a un nuevo rumbo.
Pero antes de que caiga el telón,
debo decirle que algo de mí se llevó,
y creo que fue mi corazón.
Y ahora todo sigue su camino,
los segundos continuan molestando,
sin paleta de colores he quedado,
mis versos el viento se los lleva,
y mis ansias muertas
entre mis brazos quedan.