No impidan su viaje al paraíso,
déjenlo volar en busca de su amor,
déjenlo manifestar su inmensa locura,
comprendan que está loco de amor,
déjenlo creer que es Romeo,
no le nieguen su Julieta,
dejen que en su balcón de Verona,
recite los más bellos poemas,
que se apodere de todas las pasiones,
para alegrar su triste corazón,
déjenlo creer que el cielo le pertenece,
y que es el dueño de todos los romances,
el más fiel de los amantes,
el que lleva anillos aferrados en sus manos,
para desposar a su amada,
déjenlo creer que es un hidalgo señor,
que derrama y recibe amor,
no le quiten su esperanzado embrujo,
acompañen al loco,
levanten sus copas,
y brinden por su enamorada borrachera,
empujen con fuerza su corazón,
más nada le digan a Williams,
para no muera de envidia,
y no olviden,
abran las puertas del paraíso,
que está llegando el loco de amor.
Víctor Bustos Solavagione