En las noches de insomnio,
procesionan, las luciérnagas,
delante de mis sombras.
Con un hilo de voz,
despiertan, mis tímpanos azulados,
del color de las estrellas.
Intento darme la vuelta,
de costado,
boca abajo,
de lado,
boca arriba,
y siguen procesionando, luciérnagas,
con la boca abierta,
recordándome, que tú, sigues dormida,
y yo, sigo dando vueltas, a tu lado,
recordándome,
que hace tiempo, que no siento dolor,
que tengo el daño,
que ha dejado, el vacio de tus labios,
la ausencia de tu voz,
y los abrazos, sin manos.
Recordándome,
que todavía, quedan días,
y al final de esos días,
todavía, me quedará, el recuerdo
del aroma de tus labios
y la ausencia temprana, de tu voz.