Por tener y acariciar tu cabello,
siendo oro al sol que resplandece en vano;
por verte desnuda en medio del llano,
¡qué diera por ese cuerpo tan bello!
Tus labios por tener irán en ello
mis ojos, mirando clavel temprano,
que mi corazón late ¡cuán lozano!,
siendo cristal fino tu hermoso cuello.
Quiero en mis manos tener tu belleza,
oler de tus pétalos el aroma,
de los latidos sentir tu rubor.
Que se acerque a mis ojos tu viveza;
de tu brisa, el barruntar que me aroma;
de tu huerto intacto deshojar la flor.
(salvador)