Quiero hablarte,
mujer de mis enamorados silencios,
hace tiempo cuando te conocí,
me atropellaron los recuerdos,
de otros amores vividos,
llegaste como un arcoíris,
con los colores del amor,
traías el azul de la espiritualidad,
eternidad,
sabiduría y lealtad,
un cálido verde,
cual emblema del crecimiento,
madurez,
independencia,
y fertilidad,
se destacaba la fuerza del rojo color,
matriz de pasión,
y sensibilidad en los afectos,
el naranja de la ternura,
y los buenos sentimientos,
el amarillo brillante,
como símbolo de pureza,
inocencia y paz,
muy propio de tu perfección,
y dignidad,
un deslumbrante añil,
que sobrevolaba tu pelo,
haciendo giros en el aire,
como alondra enamorada,
cautivando mis sentires,
un atrapante violeta,
por tu creativa personalidad,
de serena dama,
con perfume de transgresora,
y mirada pasional,
eras un arcoíris,
con los colores del amor,
que aquietaban mis palabras,
y escarbaban en mi mente,
al observar tanta belleza,
tu sublime candor,
la ternura de tus caricias,
la dulzura de tus besos,
si hasta el aire que respiro,
tienen los colores de tu cielo,
ya no me preguntes,
el porqué de mis silencios,
todo está grabado con fuego,
en tú corazón y mi corazón,
como la felicidad mayor,
la gloria sagrada del amor,
libre de fatigosas distancias,
y paso del tiempo.
Víctor Bustos Solavagione