Estoy dudando de la intención humana
cuando desiste de apretar las sienes,
de abrir los puños cerrados fuerte,
y dobla rodillas como para un salto.
Temo el vaivén de los gestos rápidos
cuando responden alegres al alegato
con superfluos ratos de socarros
y rinde honores como en arrebatos.
Discuto si habrá un arma en las palabras
cuando se asoman al sol bordadas,
discordantes con las entrañas
y los retazos de cada mañana.
Estoy dudando de la intención humana
cuando dispone como será una ráfaga,
como han de pararse los dolores
y regala las vides de la nada.
Eloisa