Si tu vida se consume,
en la instancia de un beso,
y con él se van los sueños,
seguro que tu corazón,
aún no tiene dueño,
y se quiebra en miles de corazones,
como lluvia de ruegos buscándome,
no te detengas,
lucha por mi amor,
que yo también seguiré buscándote,
solo dime tu nombre,
y mis labios te encontrarán,
no te ocultes tras las estrellas,
que tú tienes más brillo,
límpida ilusión que provocas mis suspiros,
y te llevas hasta la última gota,
de mis ansias de amar,
y que me amen,
déjame sentir tus latidos,
como el aleteo de una paloma,
que ya emprendió su vuelo,
déjame creer que se terminó la espera,
y vienes a mi encuentro,
déjame soñar que ya vives en mi,
mujer de mi vida,
yo quiero ser tu dueño.
Víctor Bustos Solavagione