Soy poeta sin alma,
quedo destrozada
por la distancia entre el amor
y la pasión.
Soy un desgraciado poeta
que no tiene mirada
qué partido por la mitad,
ha ahogado su corazón
en lágrimas,
porque mi verdad más grande
se ha vuelto mentira amarga.
Soy un poeta sin voz,
sin camino, sin destino,
sin ganas de seguir su marcha
y quedo a un paso del abismo.
Soy el poeta de pluma triste,
que tiene tinta invisible
de poesía ignorada.
Soy un poeta alcoholizado
de melancolía, que no tiene locura,
que vive entre la razón
y la indiferente cordura.
Soy ese poeta idiotizado
por la realidad agobiante
donde la mirada queda
extraviada en el mar de lo inevitable.
Poeta de insomnio estéril,
sin consejera almohada,
de sueño amargo
y versos sin rimada.
Soy ese poeta sin luna,
sin musa, muerto
ante la hoja blanca.
Con corazón deshecho
entre llanto sin lágrimas,
anhelos rotos como figura
de porcelana.
Poeta de amor eterno,
adorador de la muerte olvidada,
de melancolía inmortal,
que sobrevive a una ausencia helada
que se levanta en la mañana
y sonríe, sin tener ganas.
Cantante de las auroras,
de esperanza ciega y música
que suena a nada.