Sus últimos rayos el sol recogía,
sobre la tarde espolvoreaba su arrebol.
Un jardín de rosas preñando,
bajo la lánguida luz que desvanecía.
Una hermosa doncella con afán las regaba.
Mis extasiados ojos,
ante esa beldad estáticos quedaron.
Sintiendo el alelamiento mío,
de reojo me miraste.
Graciosa te acercaste, y dijiste
¿Le gustan las rosas?
Al tener tu majestuoso cuerpo cerca,
que contestar, no supe.
Tu cándida sonrisa grabada,
en la mente quedó,
tu armoniosa voz en los oídos.
Tu ondulante cintura,
tu negro cabello cual pedernal,
en ese instante
mi juicio flecharon,
olvidando que las rosas veía.
De los pensamientos míos el vértigo eres,
las entrañas quema,
con el fluido de tu mirar.
Solo puedo suplicar.
¿Me regalas un beso?
bambam