entre lápidas él caminó
dejó su violín en la tumba de cristina
ya sin lágrimas pues todo le lloró
de aquella bella rosa, solo le quedó la espina.
entró a su gran mansión, ya vacía
solo las cortinas danzaban con el viento
algo le hacía sospechar mal de Sofía
y se puso a reflexionar por un momento
aquella noche en la reunión
Sofía no dejaba de mirarlo
y cuando él anunció con cristina su unión
su semblante a odio, Sofía comenzó a cambiarlo
fue entonces que mientras él tocaba,
vió algo un poco extraño
Sofía una copa a cristina le llevaba
con toda la intención de hacerle daño
entonces él por fin se dió cuenta
que Sofía tenía un rencor absoluto.
observó por su ventana la tormenta
vistiendo sus ojos, su alma de luto
no durmió nada, la pasó en vela,
y a la casa de Sofía se dirigió
ni si quiera ya el frío a su corazón congela
pues no tiene nada, en odio todo se convirtió
se abre un enorme portón oscuro
crujen las hojas secas con sus pisadas
lo que le impide el paso es un muro
y al final de él, hay dos puertas cerradas
él toca las puertas con cautela
esperando saber quién abrirá
frente a él está un vestido de fina tela
es Sofía, él no sabe que le dirá
-buenos días bella dama,
creo que usted sabe muy bien quien soy,
por tocar mi violín me he creado fama
pero ahora en el dolor, perdido estoy-
-he venido a que me dé consuelo,
pues me he sentido fatal,
la noche la pasé en desvelo
mire usted mi rostro, está muy mal-
Sofía muy extrañada lo invita a pasar,
él se sienta mientras ella toca el piano
con una dulce nota lo trata de tranquilizar
pero todo el esfuerzo de ella es en vano
-necesito el calor de sus brazos,
por favor señorita Sofía, acérquese a mí
se que antes a su ilusión hice pedazos
le ruego disculpas, si un tonto fuí-
el violinista estaba mintiendo,
esas palabras estaban llenas de falsedad
odio y venganza es lo que verdaderamente estaba sintiendo
hacia Sofía que le robó la felicidad
Sofía fue muy ingenua
creyó en sus palabras y se acercó
ella fue muy estrenua
cuando apasionadamente lo besó
-pensé que jamás lo besaría,
oh mi querido violinista triste,
nunca imaginé que me buscaría
o es solo porque la amargura ahora lo viste-
-no Sofía, sinceramente la busco a usted,
con otra mujer me pude haber consolado
pero solo sus besos quitaron la sed
quiero estar ahora a su lado-
Sofía lo llevó hasta su habitación
ambos se acostaron en la cama
se besaron con mucha pasión
al día siguiente, muerta apareció la dama
el violinista el corazón le perforó
cumplió con su intensa venganza
de sangre, sus manos se manchó
y en su vida solo había desesperanza
salió de nuevo al cementerio
tocó por última vez de su existencia
estar con su amada lo pensaba muy en serio
se suicidó, a causa de su dolor y la demencia.
(FIN)
Gladys Sarai Hernández Ruiz.