El dolor se me escapa con la risa,
serenamente sin ninguna prisa.
Huyen esas horas de cruel tormento
se desvanece mi padecimiento,
convirtiendo en dichas el sufrimiento
pintando de color mi firmamento.
En ese proceso transformador
llega la alegría y se va el dolor.
La actitud positiva se precisa
cual necesario y valioso elemento
que nos hace ver un mundo mejor.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela