Acaríciame. búscame en el agua.
estoy sumergida en mis puntas
donde comienzan los motivos
y nada permanece vituperable.
Acaríciame, así, sin revertir
las pausas, durante el tiempo
en el que se apiada el verbo
y se confunden los sonidos de la
tarde.
Acariciame, amor amante
que me duele hasta pensarme
en la brecha de este duelo,
y en el reflejo de su cauce.