alejandro guardiola

QUIZÁS

Quizás fue un capricho del destino

el que llegaras a mi aquella tarde

yo iba roto derrotado en mi camino

llorando por mi tan triste suerte

 

Igual que llora la luna al ocultarse

yo vagaba por el valle de la muerte

viendo de mi alma las sombras adueñarse

por que ya nunca más podría yo soñarte

 

Postrado de rodillas recé una oración

súplicandole al Señor paz y perdón

de repente sentí una muy bella canción 

sonando en todos y en cualquier rincón

 

Caminabas entre las sombras de la noche

una brisa suave te arrastraba hacia mi

yo sentí en mi corazón nada más verte

que nunca nunca ya podría yo vivir sin ti

 

Hoy caminamos los dos cogidos de la mano

con ese cariño tan bueno tan grande tan sano

que me entregas por completo sin importarte nada

pues dérrites mi alma con tan solo una mirada