luisa leston celorio

LLUEVE EL DOLOR

 

Llueven sobre nuestros cuerpos gotas
Que buscamos con desespero a ver si salen
De entre las nubes del firmamento,
Gotas que se trasforman en dolor inmenso
Y nunca sabremos de donde procedieron.

Llueve sobre nosotros fuego
Que hace arder nuestros pies y manos
Fuego que no apaga frías aguas ni hielos.
Llueve sobre nuestros músculos contracciones
Que no nos dejan avanzar hacia los nuevos encuentros
y nos impiden dar un sólo paso.

Se nubla la mente, las palabras no salen
Al encuentro de nuestros labios
Para comunicar nuestros pensares.
Bailan las letras a su ritmo marcado
Hacinando que nuestras palabras
No hallen lugar adecuado.

Por momentos no recordamos vuestro nombre,
El nuestro se nos olvida,
Luchamos por recordar el presente
Pues sólo recordamos el pasado.

Se nublan nuestras vistas,
Que se cubre por tupidos velos.
Las lágrimas de nuestros ojos se humedecen
Y ante la luz de la claridad se anegan,
Teniendo que cubrirlos con oscuros cristalinos
Mientras de resquemores se enrojecen, Irritan.

Nuestras mentes no captan ni comprenden lo que leen.
Nos forzamos por concentrarnos
Mas el desafío es tan grande
Que nos angustia no alcanzara comprender
lo que tenemos delante.

Pellizcos en nuestras pieles se derraman
Dejándonos desarmadas
Y de moratones bien marcadas.
Nadie nos agrede salvo la maldita Fibromialgia
Que nos tiene atrapadas en la oscuridad
De este mal que muchos acallan.

Nuestro vientre acusa dolor
O espasmos que tramos de ocultar´
Sin conseguir disimular nuestro mal
Que nos traiciona a cada paso.

El corazón se acelera impidiendo nuestra marcha,
Un dolor inmenso el pecho nos deja engarrotado.
Ese musculo que da vida a nuestro cuerpo magullado
También es por este mal atrapado.

Las noches se hacen eternas
Pues en ellas no hallamos descanso
Al alterarse el sueño en nuestro cuerpo hace estragos.
Nuestro peso no equilibramos,
Lo mismo engordamos que adelgazamos,
No hay dieta que resista a estas hormonas
Que producen tanto descalabro.

Entre estas y otros síntomas trascurre nuestra vida,
Sin que nadie busque remedio para tanta osadía
Que invade nuestras vidas.
Y si esto es penoso, no es menos el desamparo
De quienes han de buscar la solución
Para este mal villano.

No le interesa a la ciencia,
A los doctores les llenan las carteras,
Salvo algunos que a nuestra causa se une
En busca de alcanzar la meta.
Meta que nos lleve a conocer esta enfermedad
Que todos ya saben que está en la corteza cerebral,
Que una glándula en exceso produce sustancias tan dañinas
que en nuestras vidas irrumpen sin piedad.

Somos mujeres las que más padecen esta enfermedad,
Si fuesen hombres las farmacéuticas no pararían de investigar.
Nosotras no producimos ganancias para sus arcas
Si así fuese ya habría medicación para curar.

El mal se expande de manera acelerada
Y ya se comienza a reconocer
Que no es un mal de mujeres desesperadas,
Que no es mal de desamores,
De muertes mal aceptadas,
De maltratos y padecimientos de mujeres frustradas.

Ya hay menos doctores que llenaran sus arcas
A costa de las pobres señoras
De mentes \"PERTURBADAS\"

Hoy ya es sabido
Que nacen niños con dolores que les desesperan
Nadie sabía la razón de sus males,
Ahora ya se reconoce que en sus genes lleva la Fibromialgia
Que les privan de ser niños con sonrisas a exuberantes
Y juegos en libertad y preparados para buenas enseñanzas.

No deseamos compasión,
No queremos dar pena,
Sólo deseamos se comprendidas
Y apoyadas en nuestras luchas
Por alcanzar nuestras metas
Que no son otras que vivir

Sin reproches y barreras.
Luisa Lestón Celorio, paciente de este penoso mal.
Asturias- España